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En 2006 el consumo aparente de carnes fue de 79 kilos por habitante. Esta cifra es 5% mayor que la anotada en 2005, cuando el consumo alcanzó a 76 kilos por habitante, informó Reinaldo Ruiz, director de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA).
El consumo aparente de carne de ave fue de 34 kilos por habitante, cifra 12% mayor que la registrada en 2005, cuando llegó a 30 kilos por habitante. Le sigue la carne porcina, con un consumo aparente de 23 kilos por habitante y una variación positiva de 17% respecto de 2005, cuando el consumo aparente fue de 19 kilos por habitante.
En contraste con lo anterior, el consumo aparente de carne bovina en 2006 fue de 22 kilos por habitante, cifra 13% menor que la registrada en 2005, cuando el consumo aparente de dicho producto llegó a 25 kilos por habitante.
El directivo señaló que el consumidor sustituyó parte del consumo de carne roja por las carnes blancas. Lo anterior se explica, en parte, por el alto precio alcanzado por la carne bovina, debido a la menor importación desde Argentina y Brasil por los problemas de aftosa detectados en dichos países, lo que obligó a importar carne roja desde Uruguay, Paraguay y Australia, países cuyo precio era superior. A lo cual se suma que el mercado internacional de carne bovina tuvo precios mayores que los observados en 2005. Como resultado de lo anterior el valor promedio por tonelada importada fue 44% mayor que el promedio registrado en 2005.
En tanto la carne ovina en 2006 registró un consumo aparente de 0,3 kilos por habitante, monto 48% mayor que el anotado en 2005, cuando llegó a 0,2 kilos por habitante. Este aumento de 100 gramos per cápita podría ser reflejo de la mayor disponibilidad de este tipo de carne en el mercado, dado el aumento de la producción de 2006 con respecto al año anterior, puntualizó el director de ODEPA.
