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La Agricultura de Precisión (AP) es un concepto agronómico de gestión de parcelas agrícolas, basado en la existencia de una importante variabilidad espacial a nivel de campo. Requiere del uso de varias herramientas tecnológicas dentro de las cuales destacan, los Sistemas de Posicionamiento Global (GPS), sensores remotos, imágenes aéreas y/o satelitales junto con Sistemas de Información Geográfico (SIG) para estimar, evaluar y entender dichas variaciones. La información recolectada puede ser usada para evaluar con mayor precisión la densidad óptima de siembra, estimar el uso de fertilizantes, optimizar la gestión del recurso hídrico, predecir con más exactitud la producción de los cultivos y la calidad del producto final, así como también optimizar los rendimientos a través de prácticas de cosechas automatizadas. Del mismo modo, el uso de estas tecnologías contribuye a una adecuada toma de decisiones, desde el punto de vista del manejo técnico-productivo, económico y ambiental. A partir de mediado de los años noventa, la AP ha sido incorporada crecientemente como una herramienta de gestión en la fruticultura y vitivinicultura chilena.
Posteriormente, estas técnicas se han propagado a los cultivos industriales y de cereales, como por ejemplo, trigo, maíz, arroz y remolacha. Su uso ha permitido mejorar significativamente la eficiencia productiva a nivel de huertos y viñedos, disminuyendo notablemente los impactos ambientales. Diversas investigaciones realizadas por Centros Tecnológicos y de Investigación han demostrado la contribución que el uso de estas herramientas han hecho posible, en términos de disminución de costos de producción, ahorro energético e hídrico y gestión sitio-específico en los huertos, entre otros aspectos. De allí la importancia que el Estado, a través de su institucionalidad agrícola, desarrolle una Estrategia Nacional de Fomento de la AP, como una manera de estimular y ampliar su aplicación en el País, mejorando la competitividad sectorial y protegiendo el medio ambiente. Sin duda que dicha estrategia debe sumar al sector privado, quien es el llamado a responder a los estímulos que la institucionalidad pública le entrega. Como resultado de este trabajo de consultoría se espera desarrollar los lineamientos estratégicos para el diseño de una agenda de mediano plazo que oriente una futura política sectorial sobre esta temática, en el contexto de una agricultura chilena competitiva e inserta en los más exigentes mercados agroalimentarios.