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(Santiago, 07/02/2003, Agencia Minagri): Contribuir al conocimiento necesario para aumentar el rendimiento del cultivo de chícharo y la calidad del material genético utilizado por los agricultores, es el principal objetivo del proyecto «Investigación agronómica para la exportación de chícharo», iniciativa ejecutada por INIA Carillanca en las comunas de Lumaco y Selva Oscura, en la IX Región, gracias al financiamiento de fondos regionales (FNDR).
La idea, según el investigador responsable del proyecto, Mario Mera, consiste en mejorar la posibilidad de mantener el mercado de exportación de esta leguminosa y cumplir en mejor forma con los requisitos de los importadores.
Dentro de las actividades desarrolladas para analizar los resultados del tercer y último año de ejecución de este estudio destacan los encuentros con agricultores y profesionales del agro y observar en terreno el estado de los ensayos. En ellos se han podido analizar aspectos como tolerancia del chícharo a productos herbicidas y distintas posibilidades de control químico de malezas para este cultivo, a cargo del investigador Nelson Espinoza. También se ha discutido sobre requerimientos de fertilización del chícharo, visitándose ensayos a cargo del investigador Adolfo Montenegro.
En Pantano, comuna de Lumaco, con la asistencia de 50 personas se llevó a cabo un interesante día de campo. En la oportunidad se describieron los ensayos de investigación en espaciamiento y densidad de siembra, variedades, fertilización (fósforo, potasio, azufre, diferentes formulaciones incluyendo micronutrientes), encalado, control de malezas con herbicidas para hoja angosta y latifoliadas con tratamientos de pre-emergencia y post-emergencia, e inoculantes para chícharo, este último trabajo a cargo de la microbióloga Leticia Barrientos.
En la ocasión, la investigadora Nelba Gaete mostró macroparcelas de validación mostrando siembras mecanizadas con cero labranza y mínima labor, versus labranza tradicional. En otras macroparcelas se observó siembras mecanizadas con y sin presencia de rastrojo, versus labranza tradicional.
«Esta temporada se ha presentado favorable para el desarrollo de plantas, y en la mayoría de los trabajos el estado del cultivo es muy bueno. Por lo mismo, es una temporada propicia para observar el efecto de factores como la fertilización y la corrección de acidez mediante aplicación de cal», explicó Mario Mera. «Se percibió bastante interés en los agricultores, particularmente sobre el tema encalado y sobre la máquina cero labranza artesanal».
Al respecto, la Jefa de Area (S) de INDAP Traiguén, comentó a los agricultores sobre el sistema de incentivos a la recuperación de suelos degradados, como herramienta de subsidio para mejorar la condición del suelo, en este caso con encalado, y el uso de fertilizante fosfatado, como también las alternativas de adquirir maquinaria agrícola adaptada a pequeña agricultura mediante proyectos grupales, a través del programa de mejoramiento de infraestructura y equipamiento agrícola de INDAP.
SELVA OSCURA
En esta localidad, las plantas de chícharo se han visto afectadas por la presencia de niveles relativamente altos de saturación de aluminio en las tres temporadas de ejecución del proyecto, en diferentes sitios. No obstante, existen posibilidades de enfrentar el problema con una variedad tolerante y con aplicaciones correctivas de cal. «Las posibilidades de entregar en un futuro cercano una variedad de chícharo de alto calibre de grano, mejor pagado por los importadores, son muy auspiciosas», señaló Mario Mera.
A esto se suma que el chícharo es un cultivo apto para agricultores con poco terreno, lo que a futuro puede implicar mayores ingresos para las familias que forman parte de este proyecto, casi un 70% indígenas. Durante tres intensos años de trabajo ejecutado por INIA Carillanca, los agricultores han ido adquiriendo nuevos conocimientos sobre el manejo de esta leguminosa. Cabe señalar también que en las actividades de transferencia se ha contado con la participación de profesionales de INDAP, de la Municipalidad de Victoria y agricultores de la Cooperativa Campesina Selva Oscura.
Instituto de Investigaciones Agropecuarias – INIA
