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En los inicios de diciembre de 2001 se dieron a conocer los primeros resultados de las pruebas realizadas en ratas mediante la aplicación de alicina, principal compuesto que contiene el ajo para protegerse de insectos, hongos y bacterias. La investigación, desarrollada por el Instituto de Ciencias Weizmann de Israel, mostraron que la alicina contenida en el ajo es capaz de prevenir la hipertensión, manejar la diabetes, reducir el riesgo de ataques cardíacos y destruir las células cancerosas. También arrojó resultados tentativos aún respecto de su capacidad para impedir el aumento de peso y para reducirlo. Según los científicos del mencionado instituto, la alicina estaría a la altura de la aspirina en cuanto a sus capacidades curativas y preventivas en la salud humana, a lo que se agrega la capacidad de aquella para influir sobre los microorganismos y eliminarlos, es decir, es un antibiótico natural.