
Categorías: Artículos,Cereales,Comisión Nacional del Trigo
La Seguridad Alimentaria Global se sostiene en la producción de un conjunto de alimentos, tanto de origen vegetal como animal. En el caso de Chile, los cereales son esenciales en la dieta base de su población. Según el reporte de balance de alimentos[1] de FAO, en 2022, el 35,8% del suministro total de energía (Kcal) diario por persona[2] era aportado por alimentos pertenecientes al grupo de los cereales, siendo mayoritaria la participación del trigo y sus productos (79%), seguida del arroz (7%), maíz y sus productos (7%) y otros cereales (7%).
A nivel nacional la cadena agroalimentaria de trigo, harina y pan se estructura sobre la base de 17.444 productoras y productores[3] (Oficina de Estudios y Políticas Agrarias – Odepa, 2021), 71 molinos y 14.056 empresas elaboradoras de pan (Servicio de Impuestos Internos – SII, 2022), siendo estas últimas responsables de producir el alimento con mayor consumo en la canasta básica nacional, estando presente en 93 de cada 100 hogares de Chile, según lo reportado en la IX Encuesta de Presupuestos Familiares del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) de 2021.
Respecto a la producción nacional de harina de trigo y sus derivados[4], se observa una tendencia a la baja entre los años 2017 y 2023. Para el caso de trigo blanco, para uso panadero, se alcanza un peak de producción en 2018 de 1.952.728 toneladas disminuyendo 10,5% su volumen al 2023. Por su parte en trigo candeal, cuyo uso es la elaboración de pastas, registró un máximo de producción en 2020 con 157.071 toneladas, observándose una caída de 17,2% al 2023 (INE 2024).
Con relación al origen del trigo blanco utilizado en la molienda, se observa que en el periodo 2017 y 2023 el volumen de trigo nacional disminuyó 22% y el importado se incrementó 14%. Respecto de la molienda de trigo blanco importando, se constata que en 2023 el 70% se concentró en la región Metropolitana. Por su parte en la zona centro – sur del país, en especial las regiones de Ñuble, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos la molienda de trigo blanco es 100% de origen nacional.
Chile es un tomador de precios del mercado internacional, en tanto que su participación en el mercado es limitada y es allí donde los precios se forman. Esta condición genera incertidumbre sobre el resultado económico de los agricultores, observándose periodos en que la abundancia del cereal en el mundo impacta al precio interno que la industria molinera paga por el trigo en Chile.
A nivel industrial, la cadena trigo, harina y pan enfrenta un cambio estructural y tecnológico en el mercado de la harina panadera. La creciente automatización de los procesos de elaboración de pan, tanto a nivel industrial como de la panadería tradicional, impulsa una demanda de harinas con mayores atributos de calidad, homogeneidad y estabilidad en los procesos industriales. Esta transformación estructural genera en la industria molinera la necesidad de mayor control sobre los atributos específicos del grano de trigo que necesita para sus procesos industriales. A su vez este cambio se transmite a los productores, los que requieren determinar variedades y condiciones de manejo técnico del cultivo para responder a los atributos exigidos por la industria.
Tanto las condiciones estructurales del mercado del trigo a nivel mundial como el cambio en la industria panadera abren la posibilidad de transitar desde un modelo de comercialización spot[5] de grano, hacia un modelo con base en la Agricultura de Contrato.
Se entiende como Agricultura de Contrato, la comercialización de la producción agrícola sobre la base de un acuerdo entre el comprador y el productor agrícola, previo al momento de cosecha, donde se especifica la calidad requerida, la cantidad, el precio, la fecha de entrega futura y otros elementos que ambas partes consideren relevante (UNIDROIT, FAO y FIDA, 2017[6]). En este modelo se espera que por una parte los agricultores puedan lograr un mayor grado de certidumbre respecto a los determinantes de los atributos del grano y variables de calidad panadera, sobre los precios futuros del cereal; y, por otra parte, que la industria molinera pueda contar con mayor certeza de las características y calidad de la materia prima con que dispondrá para elaborar las harinas demandadas por la industria panadera.
En este contexto, la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa) en 2024 contrató una consultoría especializada para evaluar la factibilidad de la agricultura de contrato en el sector del trigo harinero, cuyos resultados han sido presentados en dos “Seminarios Regionales de Agricultura de Contrato y Calidad de Trigo” realizados en Talca y Temuco el 26 y 27 de noviembre de 2024, los que contaron con una masiva participación de representantes de la cadena trigo, harina y pan; de carácter nacional y regional.
Este artículo presenta una síntesis del marco teórico y propuestas de la consultoría de Agricultura de Contrato en trigo harinero, además de los resultados y acuerdos alcanzados por la cadena en los seminarios regionales asociados a la temática en cuestión.
[1] Estimado desde el reporte de balance de alimentos, desarrollado por FAOSTAT en el ámbito suministro alimentario de energía (Kcal/persona/día): https://www.fao.org/faostat/es/#data/FBS
[2] Equivalente a 3.106 Kcal
[3] Estimado desde la base de datos Censo Agropecuario y Forestal 2021: https://www.ine.gob.cl/censoagropecuario
[4] Detalle producción nacional de harina y sus derivados en la encuesta de molienda de trigo de INE: https://www.ine.gob.cl/estadisticas/economia/industria-manufacturera/molienda-de-trigo
[5] Se refiere a la compra-venta inmediata del producto, al precio de mercado en el momento de la transacción y contra entrega.
[6] UNIDROIT, FAO y FIDA. 2017. Guía jurídica sobre agricultura por contrato UNIDROIT/FAO/FIDA. Roma.