Categorías: Artículos
Con el impulso de desarrollo alcanzado en la década 1987/1996, la agroindustria hortofrutícola llegó a ser uno de los sectores más dinámicos de la economía, con índices notables de crecimiento de producción, principalmente de exportación, como en los casos de jugo concentrado de manzanas, pasta de tomates, conservas de frutas, frambuesas congeladas y deshidratados en general. Este crecimiento fue resultante de la mayor disponibilidad de materia prima industrial (descartes y desechos) que se origina en la exportación de productos frescos, y del desarrollo de cultivos destinados fundamentalmente al procesamiento (por ejemplo, berries para congelado y tomates para pasta), lo que permitió un suministro seguro con precios razonables a las plantas procesadoras.
El sector llegó a constituirse en un importante generador de divisas (US$ 517 millones en 1996) y fuente de empleo (en torno a 60 mil permanentes y de temporada, que incluyen la producción de materia prima específica para la agroindustria a nivel de predio). Posteriormente experimentó disminuciones y estancamientos, consecuencia de problemas de competitividad y de medidas proteccionistas difíciles de afrontar. No obstante, como resultado de los acuerdos recientes, en particular los pactados con la UE y EE.UU., se cifran favorables expectativas de recuperación del ritmo histórico de producción y exportación ya señalados. De hecho, en el período 1995-2003 se constata que los destinos de las exportaciones chilenas de frutas y hortalizas industrializadas han superado 77 países, en diferentes volúmenes y oportunidades.
Los acuerdos logrados con la UE y con EE.UU. deberían otorgar al producto nacional una mejor posición en dichos mercados, dependiendo básicamente de los aspectos de calidad y bioseguridad exigidos por los consumidores. Ello permitirá mejorar la utilización de la capacidad instalada a través del procesamiento de productos complementarios y aumentar la productividad del trabajo. El decrecimiento de las barreras arancelarias, la superación de las paraarancelarias y de la limitante de los costos de transporte, harían posible alcanzar volúmenes de productos de consumo masivo. Adicionalmente se puede mejorar el acceso a los mercados externos con inversiones directas o «joint ventures» con los grandes traders internacionales.
Documento disponible para descarga en formato PDF (tamaño: 533 kb).
Revise su contenido | Agroindustria hortofrutícola |
María Eugenia Gámez Bastén
Para descargar presione el botón derecho del mouse sobre el enlace y seleccione la alternativa según su programa de navegación. Para ver este documento se requiere el programa Adobe Reader. Si no tiene el programa obténgalo gratis en el sitio de Adobe: Adobe Reader |