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La producción de alimentos nutritivos e inocuos que garanticen la seguridad alimentaria, actualmente, enfrenta serios desafíos a nivel mundial. En efecto, la sobreexplotación de los recursos naturales, el fenómeno del cambio climático, el desperdicio de alimentos, entre otros muchos, ponen en riesgo la provisión de alimentos igualitaria, lo que ha motivado a la comunidad internacional a implementar diversas iniciativas de alcance global, como la Agenda 2030 (ONU, Río de Janeiro, 2012), el Convenio sobre la Diversidad Biológica, la Convención de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación, el Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Acuerdo de París, entre otros.
Chile no es ajeno a este escenario, por el contrario, este cobra aún mayor relevancia al ser nuestro país un exportador relevante de alimentos a todo el mundo, por lo que ha suscrito gran parte de los acuerdos internacionales señalados y ha mostrado un compromiso férreo con la calidad e inocuidad de los alimentos, así como también con el uso eficiente y sustentable de los recursos naturales utilizados en su producción.
Las iniciativas desarrolladas por el Ministerio de Agricultura chileno en esta materia tienen larga data, desde programas de erradicación de plagas y enfermedades, y la certificación de predios libres, pasando por la promoción de sellos de buenas prácticas agrícolas, productos campesinos, agricultura orgánica, entre otros, hasta la implementación de estrategias de sustentabilidad agroalimentaria y fomento de la adopción de estándares de calidad y sustentabilidad orientados a hacer un uso eficiente de los recursos naturales, a la producción de alimentos inocuos y trazables, al respeto de los derechos humanos y las condiciones laborales, entre otros. En esta línea han transitado iniciativas como el Protocolo de Agricultura Sustentable (ODEPA, 2016), la Estrategia de Sustentabilidad Agroalimentaria (ODEPA, 2020), la Estrategia Nacional de Soberanía para la Seguridad Alimentaria (MINAGRI, 2023), entre otras.
Entendiendo que la articulación público – privada es un pilar fundamental del éxito, el MINAGRI ha trabajado fuertemente en integrar a los distintos actores involucrados en las diversas iniciativas emprendidas. En este sentido, una socia estratégica ha sido la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático (ASCC), con la cual ha fomentado activamente su instrumento más emblemático: el Acuerdo de Producción Limpia (APL). Así mismo, el trabajo con el sector privado, a través de sus gremios productivos, también ha sido clave, especialmente, al tratarse de iniciativas de implementación voluntaria que requieren la convicción y el compromiso de este sector para su éxito. En este sentido, la co-construcción de estándares ha sido esencial para el logro progresivo de las metas fijadas.
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