
Categorías: Desarrollo Rural,Estudios
La planificación territorial y el desarrollo regional requieren un entendimiento integral de la geografía económica, incluyendo cómo se distribuyen e interactúan los recursos humanos y naturales. En este contexto, la dicotomía tradicional entre zonas urbanas y rurales, aunque ampliamente utilizada, presenta limitaciones significativas. El enfoque binario simplifica excesivamente la realidad, especialmente en países en desarrollo como Chile, donde las características del paisaje socioeconómico son variadas y complejas. Un modelo más preciso considera un continuo urbano-rural, el cual permite clasificaciones más detalladas y relevantes para la formulación de políticas públicas.
En este informe, se desarrolla y se presenta una metodología que identifica áreas a lo largo del continuo urbano-rural según sus características clave de densidad y distancia a una escala más detallada que las comunas, las áreas administrativas más pequeñas en Chile. La información derivada de la aplicación de esta metodología permite identificar categorías geográficas según la densidad observable y la distancia a los grandes asentamientos. Las definiciones resultantes de áreas urbanas, rurales y mixtas permiten una taxonomía práctica y políticamente relevante para describir el paisaje rural-urbano y que asimismo es coherente con el enfoque de 3 niveles adoptado en la mayoría de los países de la OCDE. Se demuestra la relevancia y la importancia práctica de este enfoque a menor escala mostrando que, en el caso de Chile, existe un desajuste significativo entre las definiciones oficiales, más crudas, basadas en subdivisiones políticas y actualmente en uso por el gobierno, y las realidades del actual paisaje rural-urbano del país.
Los resultados demuestran que centrarse en la escala a la que se puede interpretar y resumir la información no es un mero ejercicio académico, sino una forma de identificar correctamente, en el marco de la elaboración de políticas, a las comunidades según la realidad de sus necesidades y capacidades. Se demuestra que una proporción significativa de la población se asigna erróneamente a las categorías urbana, mixta y rural utilizando los criterios oficiales, y que algunas áreas corren el riesgo de ser objeto de estrategias políticas de desarrollo urbano cuando son mixtas o decididamente rurales. Un enfoque metodológico más adecuado a la escala para definir los territorios puede superar la inercia de los gobiernos a utilizar divisiones políticas históricas subnacionales que actualmente arrojan una resolución geoespacial inadecuada, sobre todo desde una perspectiva de la pertinencia de las políticas públicas para el desarrollo territorial en general, y el desarrollo rural en particular.
En la sección 2, «Catastro y Evaluación de Metodologías y Definiciones de Clasificaciones Urbano/Rural a Escala Sub-Comunal,» se revisan las definiciones de ruralidad en Chile y otros países, evidenciando las limitaciones del enfoque binario urbano-rural. En Chile, las definiciones oficiales emplean criterios ÍÍcomo densidad poblacional, límites urbanos y divisiones administrativas. A nivel internacional, metodologías como ARIA en Australia y las clasificaciones de Francia e Italia integran variables socioeconómicas, de infraestructura y acceso a servicios. La OCDE y CEPAL proponen enfoques más detallados que consideran conectividad, uso de suelo y dinámicas económicas, concluyendo que clasificaciones más refinadas permiten políticas públicas más efectivas y adaptadas a las realidades locales. Este capítulo destaca la necesidad de adoptar metodologías avanzadas que superen la simplificación inherente a las definiciones tradicionales.