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La papa es un producto tradicional, de alto consumo interno y cuya producción es fundamentalmente nacional
En las últimas tres temporadas del cultivo de papa en el país ha habido una relativa estabilidad en la
superficie y producción. Esto ha provocado una estabilidad en los precios mayoristas, principalmente
en otoño e invierno, período en el cual los agricultores venden la mayor parte de la producción de
guarda.
En los precios de papa temprana se observan mayores variaciones y en la temporada pasada como en
la actual hasta la fecha, los valores no han mostrado el alza acostumbrada a esta época de baja oferta.
Este año el principal factor que ha influido en esto es la baja demanda producto principalmente de
restoranes producto de la crisis sanitaria por Covid-19. Sin embargo, se ven indicios de un alza en los
primeros días de noviembre, la que debería ser puntual y los precios deberían estabilizarse a medida
que avanza la cosecha de papa temprana.
La crisis sanitaria también ha afectado las importaciones, principalmente de papas preparadas
congeladas, que también están relacionadas a la menor demanda de restoranes.
La papa de consumo fresca es un producto tradicional, de alto consumo interno y cuya producción es
fundamentalmente nacional. Por ello, si bien la menor demanda de restoranes ha afectado al mercado,
la demanda de los hogares se mantiene y eso contribuye a que el mercado funcione y los precios
mantengan una estabilidad y un nivel que signifique la rentabilidad para los agricultores.
Durante octubre y noviembre se realiza la mayor parte de las siembras de papa de guarda en el sur del
país. Si bien este año hay algunos atrasos, producto de las lluvias y las dificultades logísticas que el
Covid-19 produce en la distribución de insumos y el traslado de trabajadores, las labores se han podido
realizar, lo que augura un nivel de producción normal para la próxima temporada.
Más información en el artículo recién elaborado por Odepa: Papa, temporada 2019/2020
