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A inicios del año 2004, el Gobierno decidió someter a nuestro país a una Evaluación del Desempeño Ambiental para el período 1990 a 2004, por parte de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Recientemente, el secretario general adjunto de dicha organización, señor Kiyotaka Akasaka, ha hecho entrega al Presidente de la República, señor Ricardo Lagos, del informe final de dicha evaluación, que si bien reconoce los avances en la gestión ambiental también nos plantea desafíos, que se sintetizan en 52 recomendaciones.
En relación al sector silvoagropecuario, son analizadas directamente las áreas de Naturaleza y Biodiversidad y el Sector forestal, en tanto el Sector Agrícola se aborda horizontalmente en los temas de gestión del agua, conservación de la naturaleza y diversidad biológica e integración de la economía y el medio ambiente.
En lo relativo a Conservación de la Naturaleza y Diversidad Biológica se reconoce lo realizado en este período en temas de: normativa, áreas protegidas, estrategia nacional de biodiversidad, programas de recuperación de especies amenazadas y se resalta como aspectos negativos, entre otros, el no contar con una ley específica de conservación de la naturaleza, que la biodiversidad siga siendo inadecuadamente conocida, y el que no se reconozca adecuadamente el valor de la naturaleza como un activo, como por ejemplo para el turismo. Se incluyen siete recomendaciones relacionadas con los siguientes temas: estrategia nacional de biodiversidad, a nivel nacional y regional; áreas silvestres protegidas, privadas y estatales; alcanzar la protección del 10% de los ecosistemas significativos del país; construir una base de conocimientos científicos con la participación de organismos estatales e instituciones académicas; que las políticas de turismo y naturaleza se potencien mutuamente con los instrumentos económicos y otros mecanismos adicionales.
En tanto en el sector forestal se reconoce lo realizado en cuanto a normas de reforestación, en la protección de los bosques nativos en áreas protegidas, los avances alcanzados hacia un manejo forestal sustentable y la certificación forestal; sin embargo, se plantea que se ha prestado escasa atención a los efectos ambientales, positivos y negativos, sobre el suelo, agua y biodiversidad, de la plantación de árboles; y que se debiera poner más énfasis en proteger las riberas de ríos boscosas y en el agrupamiento de propietarios de bosques para obtener avances en el manejo sustentable de los bosques nativos.
Las recomendaciones que se plantean para este sector dicen relación con promover un acuerdo entre los actores interesados sobre las orientaciones estratégicas nacionales respecto a protección, manejo sustentable y plantación de los recursos forestales; adoptar y ejecutar medidas para asegurar el manejo sustentable del bosque nativo, incluidas recompensas por servicios ambientales, mecanismos de cumplimiento recíproco, asociaciones y cooperación entre los actores interesados y, fortalecer la capacidad fiscalizadora de la Corporación Nacional Forestal (CONAF).
El sector agrícola está abordado cuando se analiza el recurso agua, donde además se menciona brevemente también el tema de la degradación de suelos. La referencia que se hace dice relación con la disponibilidad de agua para el riego y con la contaminación por fertilizantes y pesticidas. En relación a la degradación del suelo se menciona la ausencia de un manejo eficaz del suelo y de objetivos de conservación; la salinización del suelo en las áreas de regadío por el uso de aguas salinas y técnicas de producción intensivas combinadas con un uso poco eficiente del agua.
La recomendación que se hace a este respecto es reducir los efectos de la agricultura (relacionados con el riego, nutrientes, pesticidas y salinización, entre otros) en la calidad y cantidad del agua.
Se hace referencia también al tema de uso de fertilizantes y pesticidas cuando se analiza la integración de las preocupaciones ambientales en la agricultura y se reconoce como un avance en esta materia la firma de los acuerdos de producción limpia, sin embargo, se plantea el desafío de incorporar en estos acuerdos, objetivos con plazos concretos para el manejo de pesticidas y nutrientes.
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