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1. Evolución del viñedo para vinificación
En esta materia, las cifras dadas a conocer por el Catastro Vitícola
2003 elaborado por el SAG dan cuenta de que durante ese año
hubo un incremento de 1,4% de la superficie ocupada por viñas
de variedades para vinificación, en comparación
con la que había en el año anterior.
Dicha variación es equivalente a 1.528 hectáreas
de nuevas plantaciones. De esta forma se ha llegado a cubrir un
total de 110.097 hectáreas de viñedos cuya producción
de uvas se destina específicamente a la elaboración
de vinos.
Respecto al incremento total señalado, cabe resaltar
que éste se ha originado principalmente por un aumento
de 470 hectáreas que exhibieron las plantaciones de viñas
de la cepa Cabernet Sauvignon. Ésta, que ya totaliza 39.371
hectáreas de plantaciones, ha alcanzado una participación
de 36% y sigue siendo la cepa de mayor cobertura en el viñedo
chileno. También destacan los incrementos de 240 hectáreas
que tuvieron las plantaciones de Carmenére, que, con 6.045
hectáreas totales y un incremento de 4,1% respecto al año
anterior, representa el 5,5% del total; y las 121 hectáreas
en que crecieron las plantaciones de Syrah, que ya está
cubriendo 2.468 hectáreas, mostrando una variación
de 5,1% respecto al año anterior.
Todo lo anterior se refiere a las variaciones de áreas
ocupadas por cepajes tintos, que en conjunto representan el 76%
del área total del viñedo chileno para vinificación.
También es altamente destacable el aumento de 4,6%, equivalente
a 327 hectáreas, que en el último año experimentaron
las plantaciones de viñedos de Sauvignon Blanc, que con
7.368 hectáreas, participa de un 6,7% del área total
del viñedo chileno. Esta cepa ha emprendido en los últimos
años un proceso de recuperación del liderazgo que
tuvo hace algunos años entre los cepajes blancos, donde
la Chardonnay todavía sigue siendo la dominante, con 7.565
hectáreas.
El detalle de todas estas variaciones y de cómo han
ido evolucionando las plantaciones de las principales variedades
de vides para vinificación durante los últimos diez
años puede apreciarse con mayor claridad a través
de los antecedentes proporcionados en el Cuadro 1.
Cuadro 1. Evolución del área de cultivo de vides para vinificación según variedades |
||||||||||
Cepaje | Superficie (hectáreas) | |||||||||
1994 | 1995 | 1996 | 1997 | 1998 | 1999 | 2000 | 2001 | 2002 | 2003 | |
Cabernet Sauvignon | 11.112 | 12.281 | 13.094 | 15.995 | 21.094 | 26.172 | 35.967 | 38.227 | 39.261 | 39.731 |
País | 15.990 | 15.280 | 15.280 | 15.241 | 15.442 | 15.457 | 15.179 | 15.070 | 14.949 | 14.953 |
Merlot | 2.353 | 2.704 | 3.234 | 5.411 | 8.414 | 10.261 | 12.824 | 12.887 | 12.768 | 12.879 |
Chardonnay | 4.150 | 4.402 | 4.503 | 5.563 | 6.705 | 6.907 | 7.672 | 7.567 | 7.561 | 7.565 |
Sauvignon Blanc | 5.981 | 6.135 | 6.172 | 6.576 | 6.756 | 6.564 | 6.790 | 6.673 | 7.041 | 7.368 |
Carmenère | 330 | 1.167 | 2.306 | 4.719 | 5.407 | 5.805 | 6.045 | |||
Syrah | 19 | 201 | 568 | 1.019 | 2.039 | 2.197 | 2.347 | 2.468 | ||
Semillón | 2.708 | 2.649 | 2.616 | 2.427 | 2.425 | 2.355 | 1.892 | 1.860 | 1.843 | 1.821 |
Pinot Noir | 138 | 215 | 287 | 411 | 589 | 839 | 1.613 | 1.450 | 1.434 | 1.422 |
Cabernet Franc | 17 | 64 | 138 | 316 | 689 | 823 | 869 | 925 | ||
Riesling | 307 | 296 | 317 | 338 | 348 | 286 | 286 | 286 | 283 | 288 |
Otros | 10.354 | 10.430 | 10.464 | 10.993 | 11.742 | 12.875 | 14.206 | 14.524 | 14.408 | 14.632 |
Totales | 53.093 | 54.392 | 56.003 | 63.550 | 75.388 | 85.357 | 103.876 | 106.971 | 108.569 | 110.097 |
Fuente: SAG. Catastro Vitícola 2003. |
En relación a estos últimos antecedentes, vale
la pena resaltar que la variedad Merlot, que tuvo un rápido
desarrollo entre los años 1994 y 2000, en estos últimos
cuatro años ha permanecido prácticamente estancada
en torno a 12.900 hectáreas, presumiblemente debido al
auge que en este mismo lapso ha experimentado la variedad Carmenére,
que presenta características muy similares a las de aquélla
y que, dada la condición de que actualmente casi no se
encuentra presente en otras partes del mundo, aparte de Chile,
podría constituirse en una especie de sello de identidad
de los vinos chilenos en los mercados internacionales.
Por otra parte, también se percibe el estancamiento,
retroceso incluso, de las variedades consideradas más corrientes,
como es el caso de la País, entre los cepajes tintos, y
de la Semillón, entre los blancos.
Entre las variedades emergentes con mayor proyección
es interesante hacer presente la evolución que vienen presentando
en los últimos años las plantaciones de Cabernet
Franc, además de lo ya destacado respecto a Syrah.
2. Cosecha y existencias
La producción chilena de vinos del año 2004, en
la que se incluyen vinos elaborados con uvas de vides para vinificación
y con uvas para consumo fresco, experimentó una contracción
de 5,7% respecto a la de la campaña anterior, alcanzando
a 630 millones de litros. En el primer caso la disminución
fue de 5,6%, llegando a los 605 millones de litros, en tanto que
la elaboración de vinos de variedades para consumo fresco
bajó 9,2%, totalizando 24,9 millones de litros.
El comportamiento que han tenido ambas producciones a través
de los últimos 14 años puede apreciarse en el Gráfico
1, donde también se observa que, a pesar de la baja, la
de 2004 es una de las mayores cosechas de los últimos quince
años.
De acuerdo con un informe que elabora la Asociación
de Ingenieros Agrónomos Enólogos, entre los factores
que influyeron en tal disminución de cosecha está
primordialmente un adelantamiento de alrededor de 10 a 15 días
(un poco menos en los tintos y algo más en los blancos)
que se produjo en la manifestación de los niveles de madurez
esperados para iniciar la vendimia. Esta situación se verificó
en casi todas las zonas y para la mayoría de las variedades.
A este factor se unió una apreciable disminución
del peso de las bayas que se observó durante la última
temporada, probablemente por efecto de las condiciones meteorológicas
reinantes durante la primavera y el verano pasados, principalmente
los calores de esta última estación, y debido a
un manejo hídrico restringido, que es buscado en algunas
variedades para mejorar su calidad organoléptica y concentración.
Sobre el comportamiento meteorológico cabe hacer presente
que la temporada 2003-2004 se caracterizó por haber presentado
un invierno normal en la mayor parte del país, con niveles
de precipitaciones similares al promedio histórico y concentradas
en este período, registrándose temperaturas frías
de acuerdo a lo que se espera para esta estación. La primavera,
por su parte, estuvo más calurosa en gran parte del país,
con muchos días despejados, pero también con mayor
cantidad de días nublados, registrándose chubascos
leves durante la floración en algunos casos. Sin embargo,
hubo también zonas con primaveras frías, con presencia
de heladas, como fue en los valles de Casablanca y San Antonio
y algunos sectores de la zona de Curicó. El verano, a su
vez, se caracterizó porque enero y febrero estuvieron bastante
cálidos, siendo el factor más llamativo las temperaturas
inusualmente altas registradas en el mes de marzo. Aunque durante
la temporada de cosecha se registraron algunas lluvias en distintas
zonas del país (dos en marzo y una en abril), éstas
no tuvieron gran trascendencia para la mayor parte de las uvas
cosechadas.
Las variedades más afectadas por la baja de producción
fueron Merlot, Chardonnay y Cabernet Sauvignon. En el caso de
la primera se apreció alta deshidratación de racimos,
relacionada con su susceptibilidad a las altas temperaturas y
a condiciones de restricción hídrica. Esta situación
ya había sido observada en temporadas pasadas, pero en
este año fue particularmente grave, por lo que sigue siendo
materia de investigación para dar solución al problema.
En aspectos de calidad, el informe de los enólogos precisa
que en general los vinos de la cosecha 2004 presentaron calidades
buenas a muy buenas en la mayor parte del país. Precisan,
asimismo, que las uvas blancas, al igual que en los últimos
dos años, han seguido la tendencia a cosecharse más
tempranamente, produciendo vinos frutales, frescos y de interesantes
aromas. En algunas zonas del país, sin embargo, las altas
temperaturas del verano hicieron disminuir la intensidad aromática
de los vinos, en relación a los del año pasado.
Para los vinos tintos, se observó una alta proporción
de vinos de calidad extraordinaria, como es el caso de muchos
Syrah, destacando que los vinos de esta temporada son, en su mayoría,
de muy buenos colores, de buen cuerpo, redondos, altamente frutales
y de buen balance de acidez natural, aunque se registraron algunas
excepciones en esta materia (madurez no equilibrada), principalmente
debido a los efectos de las temperaturas elevadas del verano.
Respecto a la incidencia de las precipitaciones de marzo y
abril de 2004 en algunas localidades, se estima que no tuvieron
mayor trascendencia. Esto se explica parcialmente por el adelanto
de la cosecha, que en blancos tuvo como objeto lograr vinos más
frescos y frutales, saliendo una gran proporción de ellos
sin lluvia. En el caso de los tintos, también hubo adelanto
en la cosecha en buena parte del país, en especial para
los vinos con destino a varietales y graneles, recibiéndose
uvas de buena concentración, maduras y sanas. Las uvas
cosechadas más tarde en la temporada, se recibieron en
su gran mayoría perfectamente sanas, debido en gran medida
al equilibrio alcanzado en los viñedos del país.
La baja carga frutal de la vid que se utiliza hoy, los deshojes
oportunos, la adecuada ventilación de los racimos, las
bayas más pequeñas de esta temporada y las pieles
más resistentes producto de una buena exposición
solar, han contribuido en su conjunto a tener una buena calidad
en las uvas cosechadas, con mayor madurez para los vinos de reserva,
mostrándose hoy los vinos con muy buenos colores y concentraciones.
Las fermentaciones alcohólicas, en general, fueron normales
para la mayoría de los vinos blancos, en tanto que para
los tintos fueron algo lentas debido al alto nivel de madurez
y concentración de las uvas.
Por otra parte, se debe considerar que, como resultado de la
menor producción de vinos del año 2004, sin duda
las existencias se verán reducidas al final del ejercicio,
en particular si nuevamente se incrementan las ventas internas
y los volúmenes exportados de vinos experimentan un incremento
considerable, tal como se ha venido apreciando a lo largo de todo
este año.
Cabe hacer presente que al final del a&nt
ilde;o 2003 las existencias
de vinos consignadas por el SAG indicaban que había un
volumen total de 600 millones de litros, cifra que es la más
alta registrada en la historia y que supera en un 5% a la de finales
del año anterior. Se estimó, asimismo, que el consumo
total aparente de vino en el país alcanzó a poco
más de 255 millones de litros, el que se incrementó
en más de 11% respecto al del año anterior, siendo
dicha cifra equivalente a 16,2 litros por habitante al año
(22,3 litros per cápita al año para los mayores
de 15 años). Se presume que las cifras de consumo nacional
podrían seguir incrementándose durante el año
2004, teniendo en cuenta que, por efecto de agresivas promociones
y de ofertas a precios atractivos para los consumidores, se estarían
detectando mayores índices de ventas internas que en el
año pasado en varias de las más importantes empresas
vitivinícolas del país. Por otra parte debe recordarse
que hasta no hace muchos años se registraban niveles de
consumo por habitante bastante mayores que los señalados.
En términos bastante aproximados se ha estimado que,
por efecto de la menor cosecha de vinos de 2004 y de los incrementos
esperados de consumo interno y de exportaciones, las existencias
finales de vinos del año 2004 podrían disminuir
a un nivel cercano, incluso inferior, a 550 millones de litros,
esto es, cerca de 8% menos que en el año anterior. De materializarse
este pronóstico, sin duda significará una condición
de holgura en cuanto a capacidad de almacenaje disponible, el
que será bastante favorable para los productores de uva
antes de iniciarse la vendimia del año 2005. Esto debería
repercutir en que los precios de la uva a productor al menos se
mantengan, y probablemente en varios casos aumenten, en comparación
con los registrados en la campaña anterior, aunque siempre
debe tenerse en cuenta que el aspecto de calidad es altamente
determinante en esta materia.
3. Mercado de la uva para vinificación
Sobre la base de las consideraciones anteriores, vale la pena
hacer presente que durante la vendimia 2004 se observó
también un mejoramiento de los precios de la uva para vinificación,
principalmente en las variedades con potencial exportador y en
las mejores calidades.
Al respecto, la información referencial publicada en
medios especializados da cuenta, por ejemplo, que la uva Cabernet
Sauvignon para vinos genéricos tuvo un incremento de precio
desde $ 70 por kilo en la cosecha de 2003 a $ 100 por kilo en
la de 2004. Para vinos varietales los precios de las uvas de esta
misma cepa tuvieron un comportamiento variable dependiendo de
la zona, observándose un alza de $ 220 a $ 250 por kilo
en el valle del Maipo, de $ 190 a $ 200 por kilo en el valle de
Colchagua y una disminución de $ 190 a $ 180 por kilo en
los valles de Curicó y Maule. Para vinos reserva, entretanto,
el incremento fue de US$ 0,55 a US$ 0,65 por kilo, en particular
en el valle del Maipo.
Los incrementos y niveles de precios de los Merlot y Carmenére
fueron similares a los anteriores para la categoría de
los genéricos, en tanto que los varietales se movieron
de $ 200 a $ 240 por kilo en el Maipo, de $ 200 a $ 220 en Colchagua
y de $ 160 a $ 180 en Curicó y Maule. Los reserva mejoraron
desde US$ 0,50 por kilo a US$ 0,55 en Colchagua y a US$ 0,60 en
el Maipo.
En cuanto a las cepas blancas, se advierte que también
hubo cambios importantes, tal vez más significativos, en
particular en el caso de las uvas Chardonnay para varietales,
que tuvieron alzas de alrededor de $ 100 por kilo de uva, alcanzando
niveles de precios entre $ 280 y $ 300 por kilo, dependiendo de
la zona. En el caso de las uvas para reserva, se registraron valores
del orden de US$ 0,75 por kilo en el valle de Casablanca, elevándose
cerca de 15% respecto al año anterior. En el caso de las
uvas Sauvignon Blanc, para genéricos, aumentaron 20% hasta
alcanzar los $ 150 por kilo en prácticamente todas las
zonas, en tanto que las destinadas a varietales llegaron a $ 200
por kilo, con incrementos de entre 5% y 17%, según la zona
(mayores en la zona de Curico y Maule que en la VI Región).
Las uvas para vinos reserva de esta variedad alcanzaron hasta
US$ 1 por kilo en el valle de Casablanca, pero se ubicaron en
torno a los US$ 0,50 a US$ 0,55 en el resto del país.
Adicionalmente, cabe destacar que los vinos a granel también
han mostrado una evolución favorable de sus precios, siguiendo,
de alguna forma, la trayectoria de los valores de las uvas registrados
durante la vendimia pasada. Es así como, de acuerdo a la
información disponible en ODEPA, el precio del vino a granel
Cabernet Sauvignon se ubicó en $ 12.000 por arroba ($ 300
por litro) desde mediados del año en curso. En la misma
época del año pasado se cotizaba entre $ 8.000 y
$ 10.000 por arroba. De esta forma llegó a su mayor valor
de los últimos cuatro años, luego de una fuerte
caída observada entre fines del año 2000 y el año
2003. Antes del segundo semestre de 2000 había llegado
a cotizarse a más de $ 20.000 por arroba, bajando luego
hasta situarse entre $ 5.500 y $ 7.300 por arroba durante gran
parte de los tres años siguientes. En los vinos Burdeos
(mezclas tintas), por su parte, se están alcanzando niveles
de precios de $ 11.000 por arroba, habiendo registrado cotizaciones
de $ 4.300 por arroba hasta hace poco más de un año
y de entre $ 6.250 y $ 8.500 por arroba durante el segundo semestre
de 2003 y gran parte del primer semestre del año en curso.
Un comportamiento similar se observa en los casos de los vinos
País y Semillón, cuyos precios más recientes
se sitúan en niveles de $ 8.000 y $ 13.000 por arroba,
respectivamente. Hasta el primer semestre del año pasado
sus valores eran inferiores a $ 7.000 por arroba, habiendo incluso
llegado a situarse por debajo de los $ 2.000 por arroba durante
el año 2001.
A través de estos últimos antecedentes aportados
se advierte, en consecuencia, una clara manifestación de
la firmeza que exhibe actualmente el mercado chileno del vino,
principalmente debido a la estabilidad del equilibrio logrado
entre la oferta nacional y la demanda conjunta del consumo interno
y las exportaciones. Esta condición está permitiendo
mantener precios firmes y en alza, tanto para las uvas destinadas
a la producción de vino como para los propios vinos que
se transan a granel en el mercado abierto (no de contratos).
Considerando la holgura que hoy por hoy existe en la capacidad
instalada de proceso y de almacenamiento de vino, en particular
si se materializa la disminución de existencias prevista
para fines del año 2004, se pronostica que durante la cosecha
de 2005 continuarán los precios mejores que se han estado
observando para las uvas destinadas a la vinificación.
No obstante, se advierte que es probable que algunos productores
no consigan tales niveles de cotización, sobre todo si
no logran entregar uvas de la calidad requerida por los compradores.
Del mismo modo, se plantea la advertencia respecto del entusiasmo
en invertir en nuevas plantaciones que pueden generar estas condiciones
favorables del mercado. Se postula que, si bien a corto o mediano
plazo es admisible un cierto incremento del área plantada
con viñedos de cepas para vinificación, previendo
que los volúmenes exportados y el consumo interno seguirán
experimentando variaciones positivas, se advierte que un aumento
explosivo de estas plantaciones puede volver a generar s
ituaciones
de sobreoferta cuando estos nuevos viñedos comiencen su
etapa productiva. Se precisa asimismo que las nuevas plantaciones
deberían ubicarse en sectores privilegiados para conseguir
los mejores índices de calidad, que prestigien internacionalmente
a nuestros vinos. En definitiva, se recomienda bastante cautela
al momento de adoptar decisiones para efectuar nuevas inversiones
en este rubro, contando con muy buena información técnica
y económica, así como también con un alto
grado de profesionalismo, de modo de evitar que se repitan situaciones
de sobreoferta que, en definitiva, afectan a todo el mercado y
pueden comprometer el desarrollo futuro del sector en su conjunto.
4. Exportaciones
Respecto a este tema se observa que el año 2004 ha sido
particularmente favorable, previéndose que las cifras finales
del año mostrarán transacciones de vinos a mercados
externos por un monto superior a US$ 830 millones y que el volumen
total de exportación posiblemente superará los 470
millones de litros.
Las cifras registradas hasta octubre último dan cuenta
que el monto de las exportaciones totales de vinos superaba en
un 22,8% a las de igual período del año anterior,
llegando a US$ 680 millones, prácticamente lo mismo que
se había logrado en todo el año anterior. Si se
proyecta tal porcentaje de variación sobre la cifra total
de 2003, se concluye que las exportaciones totales de vinos de
2004 podrían ser de unos US$ 837 millones; por lo tanto,
en forma relativamente conservadora podría afirmarse que
en lo que resta del año podría materializarse la
meta planteada anteriormente. En todo caso, no cabe casi ninguna
duda de que se sobrepasarán los US$ 800 millones en exportaciones
de vinos.
En cuanto a volúmenes, se registra un 17,7% de incremento
entre enero y octubre de este año respecto a igual período
de 2003. En este período se han exportado 389 millones
de litros, faltando bastante poco para llegar a los 409 millones
de litros exportados en todo el año anterior. La proyección
realizada con la misma metodología que para el caso de
los valores indica que en el año 2004 podría llegarse
a una exportación total de 474 millones de litros de vino.
Por otro lado, el hecho de que los valores se hayan incrementado
porcentualmente más que los volúmenes, significa
que se ha producido una importante variación positiva de
los precios promedios de exportación. En efecto, el precio
medio entre enero y octubre de 2003 fue de US$ 1,68 por litro,
mientras que en el mismo período de este año subió
a US$ 1,75 por litro. El incremento, en consecuencia, es de 4,3%,
lo que indudablemente constituye un hecho de gran significación,
luego de la baja que habían experimentado estos valores
en años recientes y sobre todo considerando el mercado
internacional altamente competitivo que se aprecia cada vez más.
En relación a este mejoramiento de los precios promedios,
cabe resaltar que se produjo a pesar de que se ha notado cierto
incremento de la proporción de vinos a granel que se ha
estado exportando, que normalmente tienen un valor unitario bastante
menor que el de los vinos embotellados. Este año los vinos
a granel están representando un 15,2% del monto total de
estas exportaciones y un 42,4% del volumen, mientras en 2003 estas
participaciones eran de 12,8% y 39,9%, respectivamente. No obstante,
este año están alcanzando un precio promedio de
US$ 0,63 por litro en comparación con US$ 0,54 del año
pasado. Los vinos embotellados, por su parte, han subido de US$
21,90 por caja de 12 botellas (9 litros por caja) a US$ 23,15
por caja, mientras su participación ha disminuido de 87%
a 84,5% en valor y de 59,9% a 57,4% en volumen.
En cuanto a mercados, más allá de que Europa
sigue concentrando una participación cada vez mayor de
los envíos de vinos chilenos (56,7% del valor y 60,1% del
volumen), se aprecia que el Reino Unido se ha consolidado como
el principal país de destino para estas exportaciones,
totalizando hasta octubre último operaciones por US$ 132
millones y 70,3 millones de litros. Estados Unidos se mantiene
en segunda posición, con US$ 117 millones y 46 millones
de litros, ubicándose a continuación Alemania, Dinamarca,
Canadá, Irlanda, Japón, Holanda y Suecia.
En definitiva, estos antecedentes dan cuenta de un comportamiento
bastante favorable en cuanto a exportaciones de vinos durante
el último año, condición que permite proyectar
cierto optimismo respecto a lo que se pudiera conseguir en 2005.
No obstante, se debe tener en cuenta que los competidores en el
mercado internacional se muestran cada vez más agresivos,
de forma tal que las ventas en los mercados de destino suelen
ser crecientemente difíciles. En esta competencia, indudablemente
resultan ganadores quienes ofrecen mejores calidades, precios
más atractivos y seriedad en el cumplimiento de las condiciones
estipuladas.
En este sentido, cabe destacar que un apoyo significativo al
incremento de estas exportaciones han sido las campañas
genéricas de promoción de vinos chilenos que, con
el apoyo del Fondo de Promoción de Exportaciones Agropecuarias
del Ministerio de Agricultura, se han emprendido a través
de Wines of Chile en los principales mercados de destino de los
vinos chilenos exportados. Se resalta también que, al margen
de las actividades de promoción de vinos chilenos que se
ejecutan en mercados europeos, norteamericanos y asiáticos,
ya se cuenta con oficinas abiertas en el Reino Unido y en Estados
Unidos, que sirven de inapreciable apoyo a estas acciones y permiten
observar más de cerca el comportamiento de los mercados,
tanto desde el punto de vista de aceptación de nuestros
vinos como de comportamiento de la competencia.
Todo lo señalado permite esperar con cierto optimismo
el comportamiento futuro de corto plazo de estas exportaciones,
aunque siempre habrá que tener presente la rivalidad que
cada día están ejerciendo con mayor fuerza nuestros
competidores.
5. Conclusiones y perspectivas
Como síntesis de todo
lo que se ha expuesto puede señalarse que:
- Las plantaciones de vides para vinificación registradas
a fines de 2003 tuvieron un incremento de 1,4% respecto a las
del año anterior, totalizando 110.097 hectáreas.En esta área, además del dominio de Cabernet Sauvignon,
destaca el avance experimentado por variedades como Carmenére,
Syrah y Cabernet Franc, entre los tintos, y la recuperación
de Sauvignon Blanc, entre los blancos. - La producción total de vino de 2004 tuvo una caída
de 5,7% respecto a la del año anterior, la que se debió
en gran parte a que las condiciones meteorológicas de
la primavera y el verano pasado influyeron en una apreciable
disminución del peso de las bayas. No obstante, se considera
que ésta fue una buena cosecha en términos de calidad.