Categorías: Desarrollo Rural,Estudios
La Política Nacional de Desarrollo Rural (PNDR) 2014-2026, que llevará adelante el gobierno del Presidente Sebastián Piñera, tiene por objetivo igualar las oportunidades del mundo rural con el mundo urbano. En este contexto, se implementará la Política Nacional de Desarrollo Rural (PNDR), a través de la adopción gradual, planificada y sostenida del nuevo paradigma rural, en el que se concibe un accionar público con enfoque territorial e integrado en distintos niveles, que propicie sinergias entre iniciativas públicas y público-privadas con el objeto de diversificar y potenciar el desarrollo rural, resguardando el acervo natural y cultural esencial para la sustentabilidad territorial.
El presente documento corresponde al informe final del estudio “Diagnóstico regional de los objetivos de la Política Nacional de Desarrollo Rural. Región de la Araucanía”, elaborado para ODEPA por el Centro de Estudios Territoriales Aplicados Ltda. Este estudio, tiene como propósito elaborar una línea base en torno a los cinco ámbitos de la PNDR en la región, con la finalidad de contar con una medición inicial previo a su ejecución, sentando las bases para definir una estrategia de implementación territorial que tome en cuenta las prioridades de cada lugar y entregue información para posibles mediciones futuras de los avances generados por la Política.
El estudio presenta una descripción detallada de la Región de la Araucanía en sus distintas escalas territoriales, para ello, en primer lugar, se entrega una línea base de la situación actual de todas las comunas rurales e intermedias de la región en torno al bienestar social, oportunidades económicas, sustentabilidad medioambiental, cultura e identidad y gobernabilidad, basándose en los ejes y objetivos de la Política Nacional de Desarrollo Rural.
Los resultados de estudio demográfico muestran que la población regional alcanza un total de 957.224 personas, de ellas, un 51,4% corresponden a mujeres y un 48,6% a hombres. La Araucanía muestra una evolución de su estructura poblacional similar a la que se encuentra a nivel nacional, esto es, población caracterizada por un aumento en los tramos mayores de edad y una disminución de los tramos inferiores. Por su parte, la mayor proporción de los habitantes regionales se encuentran concentrados en la conurbación Temuco-Padre Las Casas. A partir del análisis poblacional a nivel de distritos censales, se puede observar que los distritos rurales representan un 64,21% del total de distritos, con un 78% de la superficie regional, pese a esto, corresponden sólo al 21% de la población regional, equivalente a 202.000 personas. Los resultados del presente trabajo permiten afirmar, además, que los distritos rurales de la región de La Araucanía poseen una capacidad de atracción de población diferenciada, concentrada en aquellos distritos más cercanos los centros urbanos y turísticos de la región.
El sistema urbano regional exhibe como principal característica de las últimas décadas el desarrollo de un sistema de asentamientos con una estructura centrípeta, donde ha primado el flujo unidireccional a la capital regional, con sólo una ciudad intermedia, Angol. Pese a lo anterior, los resultados demuestran la presencia de nuevos centros intermedios, a saber, la conurbación Villarrica-Pucón, Victoria y Lautaro. De esta manera, se observa un incipiente desarrollo de centros intermedios, situación que se presenta como un potencial relevante a la hora de disminuir la creciente concentración de servicios y población en la conurbación Temuco-Padre Las Casas.
Respecto del bienestar social de la población, la Araucanía presenta un nivel de pobreza del 17,2% y con una media nacional de 7,6%, es la región con la mayor proporción de personas en situación de pobreza en el país. En cuanto a pobreza multidimensional la situación no varía, manteniendo la más alta a nivel nacional. Se observa también un déficit a nivel regional de servicios básicos que alcanza un 13,9%, valor muy superior al promedio nacional de 3,6%.
Del análisis de las actividades económicas, utilizando la variable “población por sector económico”, se observa que Las principales actividades económicas son Comercio y la Agricultura con un 14,5% y 10,8% de participación regional respectivamente, seguidas de Construcción y Enseñanza, a nivel de provincias cabe destacar la disminución sostenida en el Sector agricultura en el periodo 1992-
2002-2017 tanto para la provincia de Cautín como Malleco, contrario al aumento en las actividades Comercio, Construcción y Enseñanza, principalmente, para el periodo 1992-2017.
La ruralidad en la Región de La Araucanía se presenta una dimensión caracterizada por procesos de territorialización y desterritorialización (principalmente del pueblo mapuche) históricos y actuales, que han producido un espacio rural fragmentado y marcado por la concentración de actividades económicas (rurales y urbanas) ligadas a los centros poblados de mayor tamaño y por las demandas de recursos naturales en el contexto de la globalización económica. Las estructuras económicas sectoriales no manifiestan bruscos cambios en los últimos años y, salvo las excepciones de Temuco-Padre Las Casas, Villarrica-Pucón y eventualmente Angol, el territorio rural se caracteriza, en lo económico, principalmente por la actividad agrícola.
La agricultura regional, en términos de su potencialidad para el desarrollo rural, está caracterizada principalmente por la agricultura familiar campesina, actividad que no expone encadenamientos productivos y alianzas público-privadas relevantes que confluyan en la conformación de clúster productivos, elementos que podrían evidenciar eventuales ventajas o potencialidades competitivas para el desarrollo rural de la región. Pese a lo anterior, existen subterritorios y grupos de comunas que están incipientemente generando una masa crítica, particularmente asociada a la agricultura familiar campesina, para que con adecuadas políticas públicas se desarrollen productivamente.
La mala conectividad terrestre de la región se constituye en una problemática central para el desarrollo agrícola en los territorios rurales, el estado de los caminos no permite competir con localidades extrarregionales dado que los costos de transporte se constituyen en una desventaja competitiva de este sector.
Respecto de las energías renovables, para el año 2017 en la región de La Araucanía concurren cuatro fuentes en la generación de energía eléctrica, la Eólica, Biomasa, Diesel y la generada por centrales de Pasada. La capacidad total bruta para este año corresponde a 254,79 MW, de los cuales un 95,8% corresponden a fuentes renovables.
En cuanto a caudales, la región posee 5.203 m3/seg, lo que equivale a un 15,96% del total nacional, ubicándola en el tercer lugar y precedida por las regiones de Bío Bio (7.272 m3/seg) y Aysén (6.086 m3/seg). El potencial hidroeléctrico alcanza un valor total de 2365,4 MW en el año 2018, de los cuales los mayores valores se encuentran en las comunas de; Lonquimay con 457,3 MW; Curacautín 261,5 MW; Pucón 243,0 MW; Curarrehue 230,9 MW, y Cunco 226,6 MW.
Respecto del potencial regional para la generación de energía eólica, se estima un potencial regional de 3.531 MW a instalar en una superficie de 56.660 ha de la región de La Araucanía. En cuanto a la distribución del potencial eólico a nivel local, la comuna que posee el mayor potencial en la región de La Araucanía corresponde a Carahue con el 53% del total de potencial estimado por el Ministerio de Energía para el año 2018, en segundo lugar, se encuentra la comuna de Angol con un 22%.
Las estimaciones de bioenergía (biogás y biomasa), indican que para el caso del potencial total de la región de La Araucanía para la producción de biogás, el correspondiente a residuos secos es de 58.160 MW/año, a su vez, el potencial de generación a partir de residuos húmedos corresponde a 169.094 MW/año, de esta manera, el potencial total regional de generación de energía a partir de biogás (de residuos secos y húmedos) corresponde a 227.254 MW/año, lo que a su vez equivale aproximadamente al 6% del total a nivel nacional.
En cuanto a la actividad turística, se observa un relevante impulso a las actividades turísticas en los últimos 6 años, impulsado por la coparticipación gobierno-empresa, pasa de ser un territorio con sólo un potencial turístico aportado por sus recursos naturales, a una región que se hace cargo – con algunas deficiencias en la infraestructura y profesionalización de las EAT – del fomento económico de la actividad turística, siendo hoy el gran desafío la dimensión de la rentabilidad y aspectos económicos del turismo. Este último punto, plantea una hipótesis, en cuanto a los factores de precios, demanda en unidades y costos de la actividad turística regional, que requieren de una intervención urgente, para generar un cambio en el rumbo, pero que se ven soportadas por un compromiso gubernamental y empresarial importante.
Desde el punto de la competitividad, la actividad turística regional se encuentra en una fase de inflexión entre el año 2012 en que la mayoría de sus índices se encontraban bajo la media nacional, a excepción de los referidos a los atractivos naturales y medio ambiente, a un escenario desde el año 2016, donde apalancado fuertemente por la gestión gubernamental ha logrado mejorar su desempeño en los ámbitos flujo de personas y servicios turísticos, poniendo en valor su potencial turístico de manera importante, aunque con deficiencias en los ámbitos de profesionalización de las empresas de alojamiento turístico y mucho más importante, con la rentabilidad y aspectos económicos de la gestión turística.
Finalmente, respecto de los indicadores que permitan analizar el avance de la política, de 41 objetivos específicos que contiene la Política Nacional de Desarrollo Rural, se logró la identificación de 42 indicadores asociados a 20 objetivos. Por su parte, para el caso de aquellos objetivos específicos que suponían el desarrollo de acciones (planes, programas, proyectos o estudios) que a la fecha no se han ejecutado, no se identifican indicadores que representen al objetivo correspondiente. Pese a esto, en algunos casos donde no se pudieron identificar indicadores y existen otros, que si bien, no cumplen los requisitos metodológicos, permiten obtener información general respecto del contexto en que se desenvuelve el objetivo específico, se proponen indicadores que permitan una primera mirada.