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El estudio tuvo por objetivo diseñar un sistema de indicadores de calidad de vida en territorios rurales, que permita evaluar el cambio relativo en el tiempo del bienestar social y económico de quienes habitan dichos territorios.
Para lograr este objetivo se trabajó sobre tres pilares. El primero fue el desarrollo de un marco conceptual que pudiera entregar las bases necesarias para definir calidad de vida, junto con la revisión de experiencias internacionales, y estudios de caso nacionales y de otros países. El segundo pilar fue la participación ciudadana, para lo cual se levantó información directamente de la sociedad civil y las autoridades territoriales respecto de cómo entienden la calidad de vida y cuáles son los atributos que la definen. El tercer pilar fue el análisis de la Política Nacional de Desarrollo Rural (PNDR), examinando cómo sus ejes estratégicos y lineamientos propuestos se relacionan con calidad de vida.
El marco conceptual se construyó en base a la revisión, tanto teórica como de experiencias de organizaciones internacionales y análisis comparado de países. Los resultados se organizaron en torno a las dos principales corrientes sobre calidad de vida: bienestar subjetivo y enfoque de capacidades.
Una vez establecido el marco conceptual, se trabajó en el proceso participativo, el que se llevó a cabo en diferentes zonas rurales del país. Se realizó una muestra estructural cualitativa que definió tres macrozonas, dentro de las cuales se establecieron los lugares representativos y accesibles para la realización de los talleres.
Los talleres se desarrollaron como una instancia de trabajo en grupos pequeños, y se realizaron de manera diferenciada con los distintos grupos de interés: uno correspondiente a autoridades regionales y agentes privados, y otro a actores sociales y representantes de la sociedad civil.
En la metodología se abordaron dos temáticas: la primera fue establecer cómo las personas definían calidad de vida en el territorio rural y cuáles eran los elementos que la caracterizaban, mientras que la segunda, apuntó a conocer cuáles eran los desafíos para alcanzarla, es decir, las brechas que se visualizan para llegar al estado de calidad de vida deseado.
Los resultados de este proceso participativo muestran que existe un conjunto de necesidades básicas, de acceso a servicios y de conectividad entre territorios, que son fundamentales para alcanzar la calidad de vida. Asimismo, evidencian una fuerte valoración del territorio y del entorno, como una característica propia y diferenciadora de quienes habitan lo rural.
Por otra parte, la actividad económica y el acceso al empleo se evalúan como relevantes, pues a través de ellos se logran los medios necesarios para desarrollar la vida y alcanzar ciertos niveles de satisfacción. También se identifican y valoran aquellos elementos que otorgan una identidad territorial y cultural, así como la red de apoyo, de forma tal, que en el concepto de comunidad cobra gran importancia el sentido de pertenencia.
Los resultados de este trabajo participativo permitieron identificar los elementos claves a considerar en el diseño de un sistema de indicadores de calidad de vida rural. Muchos de ellos están identificados claramente en la PNDR y coinciden con las definiciones y priorizaciones hechas en los distintos sistemas de indicadores a nivel internacional y de otros países.
El Sistema de Indicadores de Calidad de Vida Rural (en adelante, SICVIR) se desarrolló sustentado en las definiciones contenidas en la PNDR, a través de los diferentes ámbitos ya mencionados, y considerando sus ejes estratégicos, lo cual permitió dar una estructura al sistema de indicadores.
Para este trabajo se levantó también información desde los diferentes actores del Desarrollo Rural que participan en los ministerios y servicios con programas específicos y que interactúan con el sector y con el territorio rural.
Una vez definida la estructura del sistema de indicadores, se levantaron los indicadores internacionales validados y utilizados en los diferentes sistemas y experiencias de medición de calidad de vida y bienestar; al mismo tiempo, se identificaron los indicadores nacionales equivalentes. Sobre este conjunto inicial de indicadores, se evaluó la pertinencia y aplicabilidad al territorio rural, seleccionando aquellos que cumplían el objetivo de cuantificar y evaluar los diferentes atributos establecidos, y priorizando aquellos que reflejaran mejor lo que se quería evaluar, y pudieran ser confiables y estimables.