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Durante los últimos años, la mitigación de gases de efecto invernadero (GEI) distintos del CO2 ha atraído la atención mundial como un componente importante de las causas del calentamiento global que no se puede ignorar. Dentro de esos gases, el metano es el que concentra la mayor atención.
A nivel global, las fuentes de metano antropogénico provienen principalmente de tres sectores: agricultura, combustibles fósiles y residuos. Los combustibles fósiles representan el 35% de las emisiones; agricultura el 40% y el sector residuos 20% (el 5% restante se reparte entre otras fuentes menores).
Debido a que el metano se mantiene en la atmósfera por un tiempo relativamente corto en comparación con el CO2 que puede persistir por siglos, significa que las reducciones en las emisiones del primero pueden reflejar rápidamente disminuciones en las concentraciones en la atmósfera, impactando en sus efectos de calentamiento global. Por lo tanto, abordar las emisiones de metano podría ser una forma efectiva y rápida de mitigar algunos de los impactos del cambio climático, en el plazo de décadas.
En ese sentido, el sector agropecuario viene realizando esfuerzos para disminuir su aporte de este gas. De la mano del Plan de Mitigación al Cambio Climático de agricultura, en conjunto con otras acciones e instrumentos sectoriales, se establece una estrategia integral para reducir los impactos del sector, al mismo tiempo que fortalece su resiliencia frente a las amenazas de la creciente variabilidad climática y eventos extremos.